Un ingrediente fundamental del licor casero es el jarabe simple, que no es otra cosa sino una solución acuosa de azúcar, obtenida por simple disolución en caliente. La importancia del jarabe estriba en la correcta proporción de azúcar o graduación Be, ya que de ella dependerá luego que el licor resulte adecuadamente dulce.
Como término medio es aconsejable utilizar un jarabe simple con una graduación Be de 30, o lo que es lo mismo, con una solución en caliente de 70 partes de azúcar refinada por 56 de agua. Este jarabe simple es el que utilizaremos en el recetario de licores caseros, y lo debemos elaborar y conservar con sumo cuidado, ya que con el alcohol vínico se constituye el binomio esencial de todo licor.
Para elaborar el jarabe simple utilizaremos un recipiente de cobre estañado, o de acero inoxidable, agregando el azúcar y el agua -previamente templada- en las proporciones precisas.
Calentar a fuego lento, eliminando con una espumadera la espuma que se irá formando, y removiendo el líquido con suavidad.
Una vez que la disolución comience a hervir, retirar del fuego y decantar en otro recipiente de cristal,prevo filtrado con un embudo de manga.
El jarabe simple así obtenido tiene una ligera y bella coloración, que podemos eliminar si el licor que pretendemos es incoloro, añadiendo carbonato de cal.
Luego agitaremos enérgicamente y volvemos a filtrar.
El jarabe simple es un producto inestable, que tiende a perder consistencia y cambiar de color, con el añadido molesto de un sabor ácido. Por eso es conveniente elaborar tan sólo el que vayamos a utilizar, y guardarlo, si es necesario, siempre a resguardo del calor, la luz y el aire.
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