Uno de los grandes licores de hierbas del mundo, de 45º, elaborado inicialmente por los monjes benedictinos de la abadía normanda de Fécamp, aunque hoy los propietarios de la fórmula magistral- que data nada menos que de 1510, cuando fue creada por don Bernardo Vincelli para combatir el cansancio de sus hermanos- son una laica y prosaica sociedad anónima, que ha dejado el D.O.M. (Deo Optimo Máximo), divisa benedictina por excelencia, en sus botellas.
Este soberbio licor, que se tiene por el más antiguo del mundo, se elabora a partir del aguardiente de vino donde se han macerado 27 tipos distintos de hierbas, cortezas y raíces. La fórmula sigue guardada en el más riguroso secreto, y su proceso de elaboración, tal como lo instituyó en 1863 Alexandre le Graand, rescatador de la tradición licorera benedictina desaparecida por efecto de la Revolución francesa, es muy laborioso, durando cerca de tres años, a los que hay que añadir otros cuatro de envejecimiento. Pero el resultado es magnífico: un licor ambarino, dulce y sabroso, muy aromático; es un excelente aperitivo, y sus efectos contra el cansancio y el decaimiento, que impulsaron a su genial creador, siguen siendo tan eficaces como hace cerca de 500 años.
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