Las setas son una de esas cosas de que, como muchas otras, todo el mundo sabe algo. Los “boletaires” (personas que van a coger setas), que se las dan de entendidos, hay muchos y en cada pueblo encontramos de diferentes maneras y estilos.
Pero el mundo de las setas es tan amplio que hay muchas maneras de entenderlo.
Por una banda, hay el “boletaire” que va al bosque, que sabe diferenciar las setas buenas de las malas, que sabe donde encontrarlas y el día que tienen que salir, y que coge las setas para consumo propio o para venderlas.
Por otra banda, hay los especialistas, que reciben el nombre de micólogos, y que se dedican al estudio de las setas en laboratorios.Y con todo esto, aun es casi imposible saber cual es el número de especies que podemos encontrar.
No se conocen exactamente las circunstancias en que comenzó el consumo de las setas.Se sabe que se consumían en la antiguedad, seguramente los primeros humanos ya debían comer setas imitando a los animales que se las comían.A base de irlos probando, de sufrir indigestiones y hasta perder la vida,los hombres primitivos debían aprender que setas eran malas y que setas eran buenas.
Se sabe, por ejemplo, que en la época de los romanos la costumbre de comer setas ya estaba muy extendida y que, en aquel tiempo el célebre reig, que aún cogemos, estaba considerado una de las comidas más exquisitas.
Pero como sucede con la afición a la caza o a la pesca, no se trata nada más de una cuestión de comer: parte del placer consiste en conseguir aquellos alimentos en el bosque, en el río o el mar, es decir, en irlos a buscar.
Curiosamente, la relación entre humanos y setas no es igual en todos los sitios. Es extraño pero mientras que en algunos pueblos tienen realmente toda una cultura “boletera”, otros no muestran ningún interés.En la misma península ibérica encontramos valoraciones muy diferentes de las setas: mientras que son muy apreciadas en algunas regiones, en otras, casi no se consumen.
Por otra banda, el valor nutritivo de las setas tampoco no supone una gran aportación a nuestra dieta: el 90% de las setas es agua y el resto es de difícil digestión.Eso quiere decir que, de llenarnos, llenan bien poco.
De hecho, las setas sirven mas que nada como acompañamiento o como condimento,casi nunca se suelen comer solos.Aun así, posiblemente la razón principal por la cual hay regiones donde no se comen setas es el miedo a las intoxicaciones. Y es que, de setas, hay que son tan tóxicas que pueden llegar a matar.