La vinicultura ha estado ligada, desde antiguo, a ceremonias y festividades. Los griegos y romanos rendían culto al dios del vino, Dionisos o Baco, con alegres fiestas y desenfrenadas orgías.
Los poetas antiguos cantaron alabanzas a la vid, y se cree que ciertas ceremonias religiosas en el culto a Dionisos son el origen del drama antiguo. En muchas regiones la vendimia se celebre todavía con festividades. Las libaciones están frecuentemente rodeadas de un ritual especial.
En la elección y juicio de los vinos se precisan a veces los conocimientos de los entendidos. Los catadores de vinos son auténticos profesionales que ju8zgan en las grandes bodegas, la calidad de los vinos. El catador de los vinos tiene en su haber un largo tiempo de formación y experiencia y debe poseer sólidos conocimientos sobre los vinos que ha de probar.
Un vino no está en su punto hasta que ha envejecido durante un periodo más o menos largo, variable según los tipos. Ya en la antiguedad el vino se conservaba en vasijas de arcilla, a fin de mejorar su calidad. Posteriormente se han desarrollado nuevos métodos de conservación, pero ésta no se resolvió satisfactoriamente hasta fines del siglo XVIII, mediante el embotellado. En esta época, la región vinícola de Oporto empezó a fabricar botellas cilíndricas cuya forma permitía mantenerlas inclinadas, posición muy idónea para la conservación del vino.
El vino producido en una zona y un año determinado suele especificarse por su año de cosecha. Un mismo vino puede sufrir grandes variaciones de una cosecha a otra, según las condiciones atmosféricas reinantes durante el período de crecimiento y maduración de la uva, aunque se empleen los mismos métodos de elaboración. En contrapartida a los vinos de añada hay también vinos estandarizados, que de un año a otro, apenas cambian.Se elaboran mediante mezclas de vinos de diversas cosechas, y a menudo de distintas viñas.
Ya en la antiguedad el vino se conservaba haciéndolo envejecer para luego poder disfrutar de buenas cosechas. Como vasija se empleó en ánfora, un jarro de arcilla con asas. También los romanos emplearon ánforas para este fin.
Los germanos emplearon recipientes de madera. Sin embargo, en ellos el vino sólo podía conservarse algunos años; hasta fines del siglo XVIII no se introdujo en botellas, procedimiento que permite la perfecta conservación del vino. El embotellado de vinos alcanzó su difusión en Europa, hacia 1830. Aparecieron distintos tipos de botellas, como la cilíndrica, para el Burdeos, la esbelta y fina (para los vinos del Rhin y del Mosela), y la forma intermedia (para el Borgoña).
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