A la hora de conservar el vino en casa hemos de tener en cuenta una serie de consejos, si no queremos llevarnos ningún susto a la hora de abrir una botella.
Lo primero es conservar las botellas en posición horizontal.
La temperatura ideal de los vinos en una buena bodega se sitúa entre los 10º y 15º.
Esto es difícil de consegir en casa si no se dispone de una bodega o de unas neveras especiales. En cualquier caso, tendría que ser suficiente que nunca estuviera por debajo de los 0º- ya que crearía depósitos de ácido tartárico- ni por encima de los 25º –ya que maduraría demasiado rápido-.
Por lo que hace a las temperaturas de consumo, las ideales son las siguientes:
- cavas y espumosos: entre 6º y 8º
- blancos y rosados: 10º
- negros jóvenes: de 15º a 16º
- crianzas y reservas: entre 18º y 20º
La humedad ideal está alrededor del 70%.
Si es muy baja, el corcho se reseca y el vino se oxida, y si es muy alta, se altera el olor del vino porque se hacen hongos en el corcho.
Es muy importante mantener el vino alejado de las vibraciones para que se pueda desarrollar de manera óptima, y sobre todo protegerlo de la luz solar, ya que los rayos UV afectan a su composición y pueden alterar el color del vino y modificar el sabor.
Por lo que hace al tiempo de almacenamiento, es aconsejable, en el caso de los vinos blancos y los rosados, beberlos ante de un año de su elaboración.
En cambio cambio los vinos negros jóvenes se pueden beber hasta dos años después de su elaboración. Los crianzas y reservas, bien conservados, pueden aguantar muchos años.
Es muy importante que los reservas los abramos una hora antes de su consumo, o decantarlos en una jarra específica (decantador),antes de consumirlos si son muy viejos.
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